diciembre 18, 2017,
Uno como quiera, pero ¿y las criaturas?
por Mariana Torrijos
Ayer que estaba en la tiendita escogiendo el postre con mi sobrina de 5 años me pareció increíble que a pesar de que apenas está empezando a leer y escribir, ubica perfecto y elige sus marcas favoritas; y no es casualidad que muchas de ellas sean de las más famosas del mundo (incluso dice que su refresco favorito es aquel de etiqueta roja que todos conocemos y que en realidad, ni ha probado, ja!). Esto nos habla sin duda del poder que tiene la publicidad en nuestras mentes desde temprana edad y al mismo tiempo, nos demuestra la importancia de contar con una marca bien posicionada que le recuerde, desde el primer instante, una experiencia al consumidor. Es una realidad que la mente vincula de manera inconsciente imágenes, colores y sonidos generando anclajes que hacen de las marcas historias de vida en las personas: eso que nos hace tararear el jingle de nuestra infancia y recordar esa marca de antaño, es el mensaje poderoso que debemos buscar, ese que se queda ahí para siempre. Y nosotros como quiera, pero ¿y los niños? Si, nosotros como adultos tenemos mayor capacidad de elegir entre una marca u otra o descartar mensajes por nuestra experiencia previa, pero los niños en ocasiones no alcanzan a distinguir entre la programación y la publicidad, lo que los hace estar mucho más expuestos y perceptivos ante cualquier mensaje creativo que se les presente. Tengamos en mente que los niños son el futuro de nuestra sociedad y ellos serán quienes consuman lo que ahora están viviendo; menos lejano aún, a pesar de que actualmente no cuentan con un poder adquisitivo, si que tienen un gran poder de convencimiento ante sus padres y se vuelven un factor de decisión importante al momento de realizar la compra. Es por todo esto que si quieres “una marca a prueba de balas” o bien, “una marca a prueba del fracaso”, pregúntale a un niño si la reconoce aún sin saber leer o escribir. Mariana Torrijos Directora de Cuentas