febrero 11, 2019,
Parando santos de cabeza
por Javi Velázquez
Paranoico, hiperactivo, controlador, necio, gritón, medio psicópata y si, un poquito neurótico, – ¡DIJE SOLO UN POCO!, – soy productor o lo que es lo mismo, uno de los responsables para que las ideas cobren vida. Si esperas encontrar el estado zen dedicándote al rollo de la producción en una agencia de publicidad, estás equivocado, te encuentras en el averno, y no lo digo porque sea de manera alegórica un infierno, sino por la cantidad de llamas que de manera constante tienes que apagar. Para eso nos alquilamos, encontrar la calma en nuestra trinchera es como querer tener tu inbox durante 10 minutos sin un solo correo nuevo: ¡imposible! Nosotros estamos hechos para ejecutar, para resolver, para decidir, para lograr que las cosas sucedan a como dé lugar, no te puedes equivocar porque aquí todo sucede una vez, nos gusta sentirnos zero zen. Cuando no tenemos un proyecto corriendo (rara vez), sentimos que algo nos hace falta. Y sí, suele pasar, tenemos una semana de calma y eso anuncia algo malo, porque es como el dicho bien dicho, pero al revés: después de la calma viene la tormenta. Entonces nos volvemos malabaristas para poder sacar en tiempo récord varios proyectos a la vez, y de esas tormentas vivimos. De las mil y un anécdotas que he tenido como productor de agencia podría armar un libro o una guía de lo que debes y no debes hacer para llevar a cabo un evento. Cómo evitar cataclismos que hagan fracasar tu proyecto; cómo vencer al divertido mundo burócrata de las autorizaciones de gobierno, ser un amable ojete y muchas guías más. Pero después de haber hecho por varios años algunos proyectos, no hay un día que el resultado del trabajo bien hecho no me emocione, cuando sin dormir, cansado, hambriento, estresado, observas las expresiones de la gente que disfruta un evento que hiciste con todo un equipo de trabajo. Ellos no saben si tu cliente no te autorizaba, si te hizo mil cambios, te apretaron mil veces el presupuesto o regresaste a la idea inicial después de haber recorrido 10 caminos más. No se imaginan que el proveedor no llegó, que faltó una firma y no salió un pago o que minutos antes estabas parando santos de cabeza o clavando cuchillos en la tierra para que no lloviera. Con todo esto, tu proyecto resultó justo como lo imaginaste, te cae el 20 de que el orgullo y la satisfacción no tienen recompensa económica. Tu mayor estímulo y fuente de inspiración eres tú y el foco a tu trabajo. Javier Velázquez Production Director