septiembre 3, 2020,

Una idea es tan fuerte como los golpes que es capaz de resistir.
por Alejandro Junco

Hace ya un par de pitches y proactividades, cuando aún era estudiante y no gozaba de estas bellas ojeras como trofeos, escuché: “somos como boxeadores, a tus ideas les van a dar tantas piñas como sea posible.”

Hoy, luego de cientos de grandes ideas que iban a ganar en Cannes y que ahora ni siquiera aparecen en una carpeta, comprendí que dicha oración se quedaba bastante corta. La verdad es que somos como luchadores de UFC: a tus ideas les van a llover patadas voladoras de tu propia dupla, sillas metálicas desde Cuentas y, si les va bien y logran pelear en una arena afuera de la agencia, un par de llaves a la yugular de parte de tu cliente y juez más grande, la gente.

Tener una buena idea es tan solo ese gancho de derecha inicial que logras conectar, ese con el que sorprendes al público que pagó su boleto para venir a verte y que aún no lograba sentarse. Pero luego de ese gancho es donde inicia la verdadera pelea, ese momento en el que pones la guardia alta porque viene toda clase de golpes con un solo fin, desfigurarte haciéndote el mayor daño posible: “contémoslo solo con un Word, no tenemos tiempo de montarlo en un board”, “a mí ya se me había ocurrido algo así”, “por ahí hay algo, sígale pensando”, “el cliente nunca lo va a aprobar”, “en Japón ya hicieron algo parecido”,  “está muy arriesgada para nuestro país” o la escuchada todos los días “es que no hay presupuesto”.

Es ahí donde debes pararte, recordar esos cientos de horas de entrenamiento sentado en las sillas de varias agencias y sacar tus mejores golpes:

1. Trata cada slide del keynote donde cuentes tu idea como un print. Visualízala, descríbela como si fuera un poema, que no le sobre ni le falta una sola palabra, haz que todo cuente. Es cierto que una buena idea puede contarse en un solo tweet, pero entre menos dejes a la imaginación de quien la va a escuchar y cuanto más cuides cada detalle, será mucho mejor.

2. Involucra a cuantas personas te sea posible y hazlas sentir que es su propia pelea. Cada arte, cada copy, cada ejecutivo de cuenta, incluso tu director general world wide web deben sentir que la idea salió de su cabeza, no de la tuya. Es más fácil ganar una pelea entre varios.

3. Olvídate de la falsa excusa de “no hay presupuesto”, el mismísimo Sylvester Stallone vendió en las puertas de una licorera a su propio perro por 15 dólares para financiar una “idea” y luego ésta se convirtió en el guion de la conocidísima “Rocky”. Tranquilo, nadie te está pidiendo que vendas a tu perrhijo, pero quizá, si crees mucho en una idea, debas pagar de tu propio bolsillo un par de pesos para los Ubers y la comida de tu amigo que te va a ayudar a editarla, el dinero de algún permiso para rodar o algo más. Tranquilos los defensores de los animales, días después de lograr vender su guión, Stallone volvió a la misma licorera y recuperó a su mejor amigo, ahora por 1,500 dólares.

Buenas ideas nacen todos los días, buenos creativos capaces de meterse al ring a pelear y defenderlas no, así que si no estás dispuesto a salir del ring con un par de caricias en tu cara, mejor no te metas en esta liga de artes mixtas llamada publicidad.

Spoiler: En este mismísimo momento, mientras lees este intento de escrito, una dupla en Korea está pensando la misma idea que tienes en la cabeza, tú pega primero ese derechazo de izquierda y hazla.