marzo 4, 2021,
Todos vamos a perder
por Mike Arciniega
Hace unos meses me invitaban a una charla, eran las primeras semanas de esta pandemia y quién se iba a imaginar que esto duraría más de un año.
En esa invitación, me pedían ponerle un nombre a la plática y entonces propuse, TODOS VAMOS A PERDER. Me llamaron en más de una ocasión para confirmar el nombre y si estaba seguro de querer un nombre tan dramático para un momento tan crítico, a lo que respondí que sí y así empezó mi cuarentena.
Es una realidad que todos hemos vivido con mucha incertidumbre; vivido en una situación de preocupación constante pensando en lo que perdimos, estamos perdiendo o perderemos ante una crisis de tal magnitud. Por lo menos nosotros, como organización, sí hemos perdido mucho, muchos clientes y muchos proyectos; hemos tenido cancelaciones y cierres de campañas que ya teníamos confirmadas. Mucho trabajo se quedó enlatado y eso solo a nivel económico. También nos enfrentamos a ese miedo, en lo personal, de perder a un familiar o un amigo, de perder nuestra propia salud o de perder hasta nuestro trabajo.
Como emprendedor, nunca me imaginé lo difícil que era vivir una pandemia. Me tocó vivir también la del 2009, con la influenza; pero nada se compara con esta. Afortunadamente, en aquel momento, ya teníamos 4 o 5 años operando y fue una etapa que pudimos solventar de buena manera. En esta ocasión, nos enfrentábamos con una situación más crítica, más global y por ello más compleja. Teníamos que medir, sin poder hacerlo de manera precisa, el impacto que esto tendría en todos nosotros, en la compañía, en el grupo. Y llegamos a la conclusión de que todos de una u otra manera, íbamos a perder. Pero lo realmente importante era perder lo menos posible.
Entonces, como buenos creativos, nos propusimos darle la vuelta.
¿Por qué no, además perder el miedo, perder el conformismo y todos esos complejos que no nos dejan crecer? ¿Por qué no, perder esa desconfianza de querer lanzar un proyecto personal, de emprender una nueva compañía? Perder la inseguridad en nosotros mismos, perder nuestra zona de confort, después de tantos años de seguridad. Perder la negatividad y los complejos. Perder las envidias y los celos, pensando que esta circunstancia significa que habrá una mejor oportunidad o un mejor reto frente a nosotros. Al final, siempre he pensado que los cambios son buenos, por muy fuertes que parezcan, yo prefiero pensar que siempre vendrá algo mejor.
Y bueno, al menos nosotros no hemos bajado los brazos, no hemos dejado de producir, de pensar y de crear; porque al final, este confinamiento da lugar a la introspección, al análisis, la adaptación y también nos da la oportunidad y el tiempo para generar otras ideas. Todos hemos podido pensar al interior y eso nos va a ayudar. Como decía Einstein, “en tiempos de crisis el ser humano explota sus capacidades creativas” y a mí siempre me ha gustado ver ese lado positivo.
En Archer, sabemos que el regreso a la normalidad no será fácil, pero pienso que cuando volvamos, más que nunca los seres humanos van a necesitar de distracciones, de nuevas experiencias y mucho más entretenimiento que lo haga olvidar este mal momento y es ahí donde podemos convertir la adversidad en oportunidad.
Seguro que el mundo seguirá cambiando y lo que venga no será peor, será mejor.
Que nuestro nuevo año sea alentador. Todos vamos a perder.
Mike Arciniega