febrero 18, 2021,
DIRECTOR CREATIVO O EL TÍTULO NOBILIARIO MÁS BONITO DE LA PUBLICIDAD.
por Abraham Quintana
Hacia finales del año pasado publiqué una vacante de Director Creativo. Nunca lo había hecho porque esa búsqueda suelo hacerla de otra manera: escribiendo a amigos, colegas y antiguos colaboradores; recordando a talento que me ha tocado entrevistar; “stalkeando” créditos en las campañas reconocidas; viendo por aquí y por allá. Así he podido conocer a muchos profesionales, formar equipos entrañables, hacer amigos y hasta repatriar talento.
Pero esta vez me pareció buena idea poner un anuncio en LinkedIN (léase linquedín (sic)) para buscar a alguien “experto” en hacer, precisamente, anuncios.
Primero pensé en enlistar los requisitos básicos de la vacante y recordé frases que he leído de otras ofertas de trabajo similares, en las que piden cosas como: “manda tus cinco mejores ideas”, “capacidad de trabajar bajo presión” o la clásica “que sepa de digital”. También recordé haber visto algunos perfiles con títulos como “Director Creativo Integral”, que siempre me recuerdan al pan con el que hago los sandwiches, que por cierto me quedan muy bien. En fin, la pretendida lista terminó en una serie de bullets con poco fondo.
Así es que en lugar de solo publicar un formato de vacante, escribí algunas líneas de lo que para mí representa ser Director Creativo. En realidad lo que escribí es el perfil resumido de lo que considero que representa esa posición; escribí desde el redactor que soy, evitando que fuera una simple lista de requisitos. Y que ahora, en este espacio, intentaré desarrollar un poco más.
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Pienso que la posición más bonita y retadora en una agencia de publicidad es la de Director Creativo. Quizás es la que más he disfrutado en mi carrera. Sabes que a lo largo de tu trayectoria haz recorrido ya lo suficiente para ganarte el título; haz hecho el oficio necesario y suficiente para estar ahí. Te lo ganaste. Aunque también pienso que nunca estás 100% listo, como no lo estás en muchas otras cosas a lo largo de tu vida. Pero ese es otro tema que merece otro espacio.
Hace ya varios años que entendí que la creatividad publicitaria es mucho más oficio que inspiración, y como cualquier oficio lo tienes que ir perfeccionando con la práctica y la búsqueda permanentes; es un oficio al que le vas sumando nuevas técnicas e imprimiendo un estilo propio. Y también le enseñas ese oficio a otros, voluntaria o involuntariamente, pero siempre terminas contribuyendo en la formación de alguien más. Por eso, cuando alguien es nombrado Director Creativo sin las horas suficientes de vuelo, habrá un riesgo de no haber terminado su desarrollo y, por lo mismo, no será capaz de solucionar problemas para los que aún no estaba listo. Y peor aún, no podrá dejar buenas enseñanzas. Y no es que la publicidad sea una carrera en donde la antigüedad sea un mérito. Habrá quien, por ejemplo, sea Director de Arte por 10 o 15 o más años y sea el mejor Director de Arte, y al momento de ser nombrado Dir. Creativo (porque es la forma de poder cobrar más) sus habilidades dejen de utilizarse en donde realmente tienen valor. Pero ese es todo un tema, que también da para otra publicación.
Como director creativo eres capaz de detectar, detonar y desarrollar ideas que en algo son distintas a las que ya se han visto. Los Directores Creativos de escritorio ya no deberían existir. Aquí me refiero a aquellos que solo mueven el pulgar, apuntado hacia arriba o hacia abajo, para calificar, y muchas de las veces, para descalificar una idea. O aún peor si ese pulgar se queda apuntando al horizonte, incapaz de tomar la decisión acertada. Es triste cuando el creativo más senior regresa a su lugar después de haberle presentado al Director Creativo y le dice al resto del equipo: “nos mató todo”. El asunto con las ideas debería ser el de hacer lo necesario para hacerla vivir, para resucitarla, para hacerle una transfusión si es necesario y hacerla vivir. Claro que muchas morirán, pero nunca todas. Siempre hay al menos una tímida luz que puede ser el inicio de algo que al final brille con luz propia. Y también muchas veces podrá y deberá decir “No”. Y ese “No” está legitimado un montón de experiencias previas.
En buena medida, como muchos en muchos otros trabajos, ser Director Creativo se trata de resolver problemas, y sí, aquí es en donde nos solemos divertir más. En buscar esa solución, dando pistas, guía, dirección; escuchando, opinando, construyendo, aprendiendo, desaprendiendo y, finalmente después, al encontrar la mejor forma de contar esa solución con una narrativa distinta a otras
Eres un orquestador. Un coach, una multidupla con otras áreas y hasta un gerente de recursos humanos. Sabes que de poco sirve tener las ideas si no las llevas a cabo. Debes ser un perfeccionista en la ejecución y sabes a quién sumar para hacer más grande cada proyecto. Y sabes que nos necesariamente tienes que sumar solo a otros “creativos”. Hoy más que nunca, las ideas vienen también de otros departamentos, de actores internos y externos al proyecto o la propia agencia de publicidad.
También debes tener algo (o mucho) de psicólogo para entender a tu equipo. Tienes la oportunidad de convertirte en un consejero para tus clientes, de hablarles al oído y que pregunte por ti cuando no estás. Eres un un aprendiz permanente y debes tener mucho de vendedor; tienes pensamiento estratégico y también sabes seguir tus instintos.
Como director creativo tomas decisiones, o al menos contribuyes, sobre el rumbo creativo de una marca, y eso no es cosa menor. Eres, al mismo tiempo, una mujer u hombre de negocios que ve y va más allá de las ideas.
Y la lista de cualidades continúa. Y cada Director Creativo desarrolla unas más que otras, pero lo que no debe faltar en ningún caso, es esa capacidad para pensar y observar siempre desde un ángulo distinto.
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Postular esta vacante sin duda fue enriquecedor y un arduo trabajo de revisar las casi quinientas postulaciones que provocó ese anuncio. Me confirmó que también hay que tener mucho de headhunter.