noviembre 5, 2018,
Chingón que sea el número cinco
por José Hernández
¿Alguna vez se han preguntado, por qué pasamos tanto tiempo tratando de ser el número uno en todo y que nuestra felicidad se base en ese número? Nuestros padres, tíos, abuelos, amigos y (prácticamente) todo quien nos rodea, nos dice desde el minuto uno qué debemos de ser: el primero en clase, el primero en llegar, el primero en romperla, en ganar la carrera, pero ¿para qué?, ¿para qué ser como los demás cuando yo puedo tener mi propio track? No todas las grandes mentes fueron siempre los primeros. Por ejemplo, Winston Churchill, reconocido primer ministro británico y estratega, tuvo muchos problemas en la escuela, tantos que hasta repitió un grado en primaria y le tomó más tiempo que a los demás estudiantes de su generación graduarse del internado. Charles Darwin, padre de la evolución, no sirvió para la carrera médica y abandonó sus estudios, en la Universidad de Edimburgo, jurando nunca volver. Así, podría citar muchos más ejemplos, por eso: QUE CHINGÓN QUE SEA EL NÚMERO CINCO Y NO EL PRIMERO. No es un tema de mediocridad, no es que quiera ser siempre el último, porque sin duda sé que hay carreras (y ocasiones) en las que vale la pena ser el mejor, sí, en eso estoy de acuerdo. Sólo no quiero ser el mejor porque una sociedad lo demanda o para satisfacer a los demás, quiero ser el mejor para mí y por mí. La creatividad sigue esa misma lógica, cuando tienes una gran idea por tu cuenta (proactividad), una idea desarrollada y planeada porque tú crees y confías en ella, eso es un estandarte de pasión. He disfrutado de trabajar con clientes de diferentes industrias, creando ideas que conecten y motiven a las personas, así que, si me dan a elegir entre una idea de cliente y una idea personal que apasiona a mi gente, creo que sabemos la respuesta. Finalmente, si así quiero vivir mi vida, ¿qué tiene de malo?, ¿que diferencia tiene un uno a un cinco?, más si disfruto de las cosas simples que me da la vida, pues al final, sólo se vive una vez. ¿Por qué CHINGADO NO PUEDO SER EL NÚMERO CINCO SI ASÍ ME SIENTO CHINGÓN? Ser el número uno en todo por obligación no me hace feliz, y quizás a nadie, ¿por qué vivimos presionados en serlo?, tal vez no sepa quién chingados inventó algo para curar el Cáncer en este momento, pero lo que sí sé es que a la primera no está dando con la cura. La vida me ha enseñado que no siempre a la primera salen las cosas, es a base de madrazos donde aprendemos, ¿de qué?, de nuestros errores y eso es lo que nos enseña a no volver a cometerlos. A base de trabajo duro (y quizás un par de madrazos) aprendí que no hay que ir por la vida tratando de ser el número uno en todo, ni pisotear al de enfrente, aprendí que si soy el cinco y me siento chingón, qué más da. Disfruto ser el quinto en mi juego de póker, el quinto de mis hermanos y haber reprobado aquel quinto semestre, un número no me hace más interesante o mejor persona. Einstein dijo una vez “Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”. Y sí, un número no puede medir un sueño. Alguna vez vi en una película algo de hacer una lista de lo que no te gusta de ti, una lista para tirarla, para la vida no hay instrucciones, eres lo que eres y punto. No sigas tendencias, enamórate, cágala, come verduras, prueba sabores nuevos, besa, deja que te partan la madre, levántate, intenta, falla, deja en leído a esas personas que no te dejan nada en la vida, respira, lucha, vive, quédate dormido un día, no le contestes a tu jefe, aprende que no van aprender nada y empieza cada vez que sea necesario. No es tan malo ser el quinto, cuarto o el número que quieras. El viaje es largo y no puedes cargar tantas cosas en esa espalda, disfruta y vive como quieras vivir, sé un chingón en tu vida. No importa si lo haces una, dos, tres o cinco veces, lo importante es seguir intentándolo. ¡Bienvenido al resto de tu vida como número cinco!